La oscuridad no es el pecado, ni las tinieblas la maldad, pero si que las mantiene bien vivas con sus mañas destructivas.
Porque toda maldad se reproduce entre las sombras y el pecado se alimenta entre lo oculto de la oscuridad.
Porque toda maldad se reproduce entre las sombras y el pecado se alimenta entre lo oculto de la oscuridad.
El reino de las tinieblas es hacernos ciegos al pecado y ocultarnos la Verdad... esconder aquella imagen que el espejo solo muestra con la luz... esconder ante nosotros los portillos donde el enemigo pueda entrar como el dueño por su casa.
Pero la luz muestra lo asqueroso para tenerlo en la mira y limpiarlo de inmediato.
Por eso aquel que quiere hacer lo malo, para nada, ni que estuviera así de loco se acercaría un poco hacia la luz (Juan 3:20).
Por tanto acerquémonos a la luz con el propósito de quitar aquello que es desagradable,y ser limpios para Dios, Derrotando así en la vida el reino del averno y las tinieblas.
Por tanto acerquémonos a la luz con el propósito de quitar aquello que es desagradable,y ser limpios para Dios, Derrotando así en la vida el reino del averno y las tinieblas.
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