De oídas.. De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Job 42:5 Ese hombre que había pasado por fuego y que había recibido un ataque directo del enemigo en su carne… aquel que en un instante lo había perdido todo, pero en un gesto de valentía y apremio, simplemente se inclinó ante su Dios y le adoró… ese valiente que pudo arrodillarse en la peor de las tormentas y no solo para pedir una solución… ese varón que pudo soportar el peso más intenso sobre su alma, declarando que el Señor se lo había dado todo y tenía el derecho de quitarlo… Ese hombre de fe, bien sabía, que Dios tenía todo el control. Él sabía que Dios estaba con Él, que al final saldría purificado como el oro (Job 23:10), y que siempre tenía un propósito para todo (Job 1.22). Sin embargo, cuando Dios le habló finalmente, simplemente le mostró Su gloria y poder… se presentó reprendiéndole por no entender de Su grandeza… le humilló mostrando su falta de conocimiento acerca del Señor… nunca le explic
Palabras pastorales para un mundo necesitado.