Amor Eterno Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3 ¡Qué hermosa carta de amor de Dios, plasmada en estas palabras! Y ¡qué maravilloso acto de verdadero amor expresado en tanta misericordia! Pero no podrás experimentar jamás el amor eterno con el que has sido amado si no logras conocer la paciente y extensa misericordia con la que has sido perdonado, y tampoco podrás entender esa amplificada misericordia sin entender tu enorme y terrible pecado… y tal vez no podrás entender tu pecado hasta no vivir alguna consecuencia de tu desvío, tal y como estaba sucediendo con el pueblo de Dios en el tiempo de Jeremías. La misericordia es no recibir lo que merecemos y el que se sabe pecador necesita que se le prolongue esa misericordia; pero el que se cree merecedor de las bendiciones de Dios no ha entendido la realidad de su condición. Somos pecadores, adúlteros y asesinos, mentirosos y blasfemos… y no merecemos sino la muerte y
Palabras pastorales para un mundo necesitado.