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Sin Excusas



Sin excusas…


Cuando el hombre abrió las puertas al pecado, también se inventó las excusas...  –la mujer que me diste –dijo Adán al Señor, echándole la culpa a su mujer… y no solo a su mujer, sino también al Creador de ella.  –la serpiente me engañó dijo Eva señalando al enemigo –pero, ningún demonio jamás tendrá la culpa del pecado de alguien, pues cada uno es responsable de su propia vida delante del Señor y cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí (Romanos 14:12).


No podemos llegar delante del gran Juez de toda la tierra, pidiendo perdón porque un demonio nos incitó al pecado, porque no estaríamos reconociendo el cien por ciento de la culpa.  –Contra ti, contra ti, solo he pecado –dijo David el varón conforme al corazón de Dios (Salmo 51:4), cuando reconoció su terrible y vil pecado, aunque aparentemente fuera el espíritu de lujuria quien le motivó para hacer esa bajeza; porque él sabía que el pecado es una decisión y entendía de la responsabilidad personal al respecto.


Somos responsables del cien por ciento de nuestros pecados; culpables de nuestras decisiones equivocadas, y ninguna persona, ningún demonio, ninguna circunstancia, ningún razonamiento aparentemente valedero, ni ninguna otra clase de excusa deberá impedir llegar arrepentidos del todo delante del Rey de reyes y Señor de señores.   



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