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Para un momento como este


Para un momento como este...
Porque si callas absolutamente en este tiempo, respiro y liberación vendrá de alguna otra parte para los judíos; mas tú y la casa de tu padre pereceréis. ¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino? Ester 4:14.
Su pueblo se encontraba en aquella encrucijada, no había salida para ellos, el día de su destrucción ya había sido decretado, la hora de su muerte se acercaba inexorablemente.  Su corazón se agitaba fuertemente, sus músculos se ponían aún más tensos y el nerviosismo del momento le hacía perder la calma que le caracterizaba todo el tiempo.  Los días no eran los mejores, todo parecía que se había volcado en contra suya; todo se venía sobre ella y su gente; la angustia y la aflicción se habían apoderado de todos sus sentidos, la injusticia hacía presa de los suyos, la tristeza se mezclaba en un coctel de sentimientos que la hacían tambalear y las palabras de su tío rebotaban en su mente -quién sabe si para esta hora has llegado al reino -mientras intentaba convencerse de que algo bueno, algo útil e inimaginable saldría de todo esto.
   
Ester desconocía lo que deparaba su futuro, Ester solo sabía que la hora estaba cerca, que no había otra cosa más que hacer... intentar el último recurso, la última prueba antes del fin, el último cartucho, la última esperanza.   

Quién sabe si para esta hora has llegado al reino… a lo mejor ganaste aquel concurso de belleza para cumplir tu propósito en palacio… posiblemente naciste precisamente para hoy, tal vez tu orfandad tenía como meta este día; cuando tu tío se hizo cargo de tu vida, posiblemente era para ser entrenada específicamente para el día de hoy, quizás fuiste de esta raza y creciste en esta nación en medio del cautiverio de tu pueblo, solamente para cumplir con lo que hoy debes de lograr.

Ester estaba allí para hacer lo imposible, aunque jamás lo había imaginado... Estaba allí para salvación, aunque nunca lo hubiera planificado.  Ester estaba allí porque había hallado gracia delante de su Dios, pero había hallado gracia delante del Señor porque había escuchado a su tío y le era obediente; y había sido entrenada por su tío por que un día en tristeza y soledad había sido presa de orfandad... había sido transportada a Persia porque Judá había sido derrotada. Todo sufrimiento... todas las derrotas... todo su quebranto y cada tiempo de su historia había venido por una o por otra razón, pero cada momento de su vida había tenido un propósito: liberar a su pueblo de la muerte.  Ester había nacido para esta hora.

Tal vez este momento no sea el mejor de tu existencia... tal vez estes pasando por el valle de la muerte o por un tiempo de derrota, pero cada tiempo de tu historia, cada hora de tus días, cada lapso de tu vida o nacimiento, tu raza o tu nación; la generación donde naciste, tu familia y apellido;  tus defectos, tus aciertos; la cuadra donde vives, tus amigos y vecinos, el colegio donde estudias o estudiaste… Todo ha tenido un objetivo, todo  lo haz vivido para bien.  Por tanto no te calles, no te quedes quieto, levántate porque para hoy tú has nacido… ¡cumple tu propósito!

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