Delante de la cruz El gris de la tarde envolvía la comarca con un manto de tristeza, en el cielo densas nubes negras se esparcían poco a poco dando lugar a pequeños rayos titilantes que explotaban entre ellas, el viento recio removía su cabello enmarañado que a ella en ese instante para nada le importaba, una gota desde el cielo le caía por sus manos mientras una lágrima recorría sus mejillas, su mente divagaba en pensamientos y recuerdos que ardían en su alma, no podía soportar aquella escena, no podía evitar aquel sollozo que salía involuntario, al ver al hijo de su vientre clavado a aquel madero. Ella había oído desde el cielo que aquel hombre vendría a ser muy grande, le habían prometido que salvaría a su pueblo, que gobernaría en el trono de David… ella misma había visto los milagros que sus manos tanto habían hecho… es más… ella le había hecho hacer aquella agua en rojo vino delicioso; le había visto crecer, había extendido sus manos en ayuda cuan
Palabras pastorales para un mundo necesitado.