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Mostrando entradas de marzo, 2013

El Descanso de la mansedumbre

Descanso para tu alma. Mat 11:28   Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados,   y yo os haré descansar. Mat 11:29   Llevad mi yugo sobre vosotros,   y aprended de mí,   que soy manso y humilde de corazón;   y hallaréis descanso para vuestras almas; Mat 11:30   porque mi yugo es fácil,   y ligera mi carga. Cuando separamos los versículos de las Sagradas Escrituras, perdemos un sinfín de conceptos que claramente se nos plantean.   A algunos solamente les gusta usar el versículo 28 donde hay una solución para los que están cargados y trabajados, así mismo, también usan el versículo 30 para sentirse consolados con una carga ligera y fácil, sin embargo, se olvidan del versículo 29, donde está la clave de todas estas bendiciones. Primeramente: ¡Aprender! No a todos les gusta aprender… quieren todo solucionado, sin hacer nada, pero “aprender” es la llave maestra de la solución a los que están cargados y trabajados, y es la forma de encon

Como viendo al invisible

Como viendo al invisible Heb 11:27   Por la fe dejó a Egipto,   no temiendo la ira del rey;   porque se sostuvo como viendo al Invisible. A veces encontramos ese punto de contacto entre la certeza y el corazón, donde podemos estar seguros que aquello que no se ve está allí.     Es ese punto donde salimos airosos contra la incertidumbre, donde el miedo solamente es un aliciente para continuar en medio de la incógnita de lo que nos espera; podemos ver aquello que es imposible percibir… las consecuencias de caminar hacia allí no nos impiden el seguir.   Un paso al vacío… un grito de victoria en la derrota… algo que te hace estar seguro que aquello existe…   no requiere el esfuerzo de convencerte, simplemente lo ves porque tus ojos se han abierto...   no requiere un sistema o un proceso para verlo, no viene por un discurso teológico, no necesita una forma de lograrlo, pues solamente es un milagro.   Un milagro que solo Dios puede concederte cuando quiere.     Moisés c

Los escaparates del Hades

Los Escaparates del Hades Mat 16:18 (2da parte)  ...y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Existe todo tipo de puertas...  pero existen aquellas que tienen que ver con la muerte.    Estas puertas llamadas por el Señor como las puertas del Hades, son aquellas que nos conducen a la muerte por medio del pecado, porque la paga del pecado es muerte (Romanos 6:23).  Estas puertas no prevalecerán contra la iglesia, pero el hecho de que no van a prevalecer no significa que no ganarán algunas batallas. El enemigo deseará con todas sus fuerzas que entremos a ellas; sin embargo, por su medio, nunca podrá abrirlas, pues es Jesús quien tiene las llaves (Apocalipsis 1:18); por lo tanto tratará de influenciarnos para que "nosotros" nos encarguemos voluntariamente de acceder a ellas.  Pondrá mucha diligencia en poner atractivos en ellas, como rótulos luminosos que te llamen la atención para entrar, tal como los escaparates en los centros comerciales que te llaman al m

Como un niño otra vez

Como un niño... Mar 10:15  De cierto os digo,  que el que no reciba el reino de Dios como un niño,  no entrará en él. Un mundo de colores... un trabajo de juguete; dinero de papel pintado con crayones... jugando al importante, saltando entre las nubes y viendo todo al reves...   !ser un niño otra vez¡ Sin preocupaciones, abriendo la despensa del Señor, cuando necesitas provisión... un abrazo en momento de aflicción, Papá Dios tu Superhéroe, y en gozo siempre volando tu imaginación.  Quitando todo afán... confiando en el capitán...  siempre ganador, siempre vencedor. !ser un niño otra vez¡ Vistiendo la armadura invisible del Señor, descansando al regazo del Creador, oyendo el latir de Su dulce corazón, jugando a las guerritas, y saliendo siempre triunfador.  No hay nadie que pueda detenerte, nada que pueda contra tí, el enemigo está vencido cuando tu mente está en e Reino del Señor. !Ser un niño otra vez¡ Ser un niño otra vez significa vivir sin aflicción, esp

Rap de la rutina

Rap de la rutina Seis de la mañana, ha llegado un nuevo día Luego te levantas, tarde como siempre, No tomas desayuno, ni besas a tu esposa y no… no buscas a Dios… te olvidas de Él. Sales corriendo a la calle muy deprisa,  manejas como loco en el congestionamiento Pones en tu radio, música a todo volumen y no… no buscas a Dios…   te olvidas de Él. Siempre la misma rutina… ¡a trabajar otra vez! Ya en el trabajo haces lo mismo de ayer…  parece que en tu vida no hay nada más qué hacer Siempre la misma rutina… haces lo mismo de ayer. Un rayo de alegría ha llegado a tu vida, cuando miras que el reloj ha dado las seis Es hora de salida, ha terminado ya el día… pero tu rutina de ayer, has hecho otra vez. Siempre la misma rutina… haces lo mismo de ayer Llegas a tu casa, tu hija tiene fiebre Sales corriendo y la llevas al doctor Tienes que comprar más de una medicina y no… No buscas a Dios… te olvidas de Él. Siempre la misma rutina… haces

Aquella bendita terquedad

La Santa terquedad. Existe esa santa terquedad que tienen aquellos que como Jacob luchan por su bendición hasta recibirla, aún a costa del dolor que le produjo tal osadía; o aquella que llevó a esos hombres que después de haber intentado infructuosamente entrar por la puerta, a quitar un pedazo del tejado de una casa ajena, con tal de que su amigo recibiera algo del Señor.      Está también aquella mujer sirofenicia que no se dio por vencida cuando Jesús calló ante su clamor, insistiendo aún cuando los discípulos le pidieron al maestro que la echara porque les era molesta, y siguiendo adelante a pesar de que Jesús la comparó con un perro, se humilló reconociendo su bajeza delante del Señor, porque necesitaba tan siquiera una migaja de Su mesa. Esta es la terquedad santa que tienen aquellos que verdaderamente necesitan del Señor, que buscan y logran encontrar, que llaman hasta que se les abre, y esperan hasta recibir respuesta.   Es esa fuerza que tuvo Moisés al in