La debilidad de Sansón Era rutinario sentir que el Espíritu de Dios se posaba sobre él, estaba acostumbrado a lograr cualquier cosa de todo aquello que su mente proponía, no había obstáculo que no pudiera salvar, las fuerzas sobrenaturales le invadían al pelear, liquidaba enemigos por montón, ni los leones le eran dignos adversarios… de los hombres, el más poderoso… ¡nadie podía contra él! Tantas bendiciones de Dios había recibido, sus padres le amaban como pocos y se lo demostraban dándole todo lo que su deseo le pedía… hombre único y escogido entre muchos... su nacimiento había sido milagroso, su futuro era promisorio, su nombre era “luz del sol”, sus capacidades sobrepasaban lo normal, y por si esto fuera poco, era el instrumento de Dios para libertar a Su pueblo. Pero tal cual lo decía el proverbista “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad (Proverbios 16:32)”; este hombre
Palabras pastorales para un mundo necesitado.