Detrás de la muerte está el premio mayor
Porque para mí el vivir es
Cristo, y el morir es ganancia. Filipenses
1:21.
Según el pensamiento humano natural,
morir nunca será algo bueno. El
optimista puede aceptar cualquier cosa en la vida como un trampolín para un
bien mayor, pero a la muerte jamás le encontrará un argumento confortante. Normalmente La muerte es triste, deprimente,
y frustrante; es la razón más poderosa de nuestras lágrimas y por supuesto… una
pérdida total; sin embargo, para el apóstol Pablo, morir era “ganancia”.
Cuando Pablo estaba a punto de
morir aseguró que le estaba guardada una corona de justicia, la cual le daría el Señor, juez justo, en
aquel día; y no sólo a él, sino también a todos los que amen la venida
de Jesucristo (2Timoteo 4:8). Porque el premio mayor está detrás de la cortina
de la muerte. Y es que en el cristianismo
el mundo se ve al revés de lo natural, porque el cristianismo es “sobrenatural”, no es un conjunto de ideas y doctrinas… no es
un grupo de pensamientos o lineamientos… es simplemente vivir por Cristo. Para un cristiano vivir es Cristo, por lo tanto,
también morir es lo mejor, porque detrás de todo esto, está Dios y Él estima
grandemente la muerte de Sus hijos (Salmos 116:15).
No significa que un cristiano no
pueda derramar sus lágrimas en el fragor del dolor cuando la muerte ha tocado a
su puerta, pues toda despedida produce tristeza; pero habrá esperanza en el
valle de sombra de muerte, porque siempre habrá algo mejor detrás.
Solamente aquel que puede decir
certeramente que su vida es Cristo, podrá decir que morir es ganancia. Por lo tanto, vive tu vida trabajando por
Cristo, luchando por el Señor, despertándote en la mañana para Él,
sobreviviendo para el Todopoderoso, y esforzándote cada día para agradarle
solamente a Él, entonces nacerá aquella esperanza… aquella convicción que tenía
el apóstol al decir “para mí el morir es ganancia”, y la muerte solo será un
paso más, un acceso abierto a algo mejor: “el premio mayor”.