El lugar donde se forman los valientes
Yéndose luego David de allí,
huyó a la cueva de Adulam; y
cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él. Y se juntaron con él
todos los afligidos, y todo el que
estaba endeudado, y todos los que se
hallaban en amargura de espíritu, y fue
hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como
cuatrocientos hombres. 1Samuel 22:1-2
La tarde era gris, el polvo del desierto se alzaba lentamente con el
viento; el sol tímidamente se despedía poco a poco diciendo adiós a otro día
sin sentido. Aquella gloria del pasado,
aquella hazaña, aquella fama de momento, se había derretido con el tiempo, y su
recuerdo parecía solo un cuento. Eran la
soledad y la locura sus únicas compañeras de infortunio; la cobardía… su única
aliada contra el rey que con fiereza venía contra él. Hoy… ya no era más aquel valiente que otrora
en otro tiempo con coraje había dado muerte al gigante e insolente filisteo. No había más que hacer que protegerse en
aquellos escondrijos del desierto y como si no hubiera sido suficiente de
miseria, un grupo de endeudados, amargados y afligidos, se presentan de
improviso a ofrecerle de su ayuda y patrocinio.
David se encontraba en un momento crítico de su vida, la fama y la
gloria habían encendido y avivado el fuego más intenso de la envidia de Saúl. Exiliado en el desierto, medroso y escondido por
lugares pavorosos, se encontraba así mismo, solo y perseguido. Allí… es donde encuentra aquella cueva, de proezas
y aventuras, llamada la “cueva de Adulam… y allí… es donde aquellos hombres le
acompañan en su andanza… hombres de los peores de la tierra, hombres sin bondades
ni virtudes, pero hombres que al final fueron los fieles y valientes de David. David pasó la prueba que Dios le había enviado para entrenarlo en su llamado, llegando a ser nombrado rey sobre todo Israel, pero aquellos hombres que antes eran inútiles, hoy eran la fuerza del imperio del Señor.
La fidelidad naciendo en los traidores, la valentía en los cobardes, coraje
en los enclenques… la utopía reemplazada por un sueño, el sueño imposible
llamado a la existencia, y el conjunto de hambrientos alcanzados en un sucio
aposento de aquella cueva de Adulam, la cueva del portento. Esa cueva, símbolo de persecución y sufrimiento fue matriz y vientre de aquellos grandes y valientes… aquellos
que fueron parte de las glorias venideras, llamados Los valientes de David (1Crónicas
11:10-47).
Escuchen los endeudados, oígan los afligidos, presten atención los amargados, entren a la cueva de Adulam, la cueva de la prueba, la cueva de la pena, la cueva del quebranto, no obstante así mismo la cueva del milagro, la fuente de victoria y que venga sobre ustedes el Espíritu de poder, valor y dominio propio... y conviértanse en los futuros valientes del Señor.
Escuchen los endeudados, oígan los afligidos, presten atención los amargados, entren a la cueva de Adulam, la cueva de la prueba, la cueva de la pena, la cueva del quebranto, no obstante así mismo la cueva del milagro, la fuente de victoria y que venga sobre ustedes el Espíritu de poder, valor y dominio propio... y conviértanse en los futuros valientes del Señor.