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¡Cuidate de no ofenderte con nada!


¿Esto os ofende?


Los cristianos siempre hemos hablado de ir con el que nos ofende y arreglar los asuntos en privado,  y si esta persona no nos oye llevarlo delante de dos o tres testigos y si no nos oye llevarlo con el pueblo y si aún así no nos oye tenerlo por gentil y publicano (Mateo 18:15-17).
Sin embargo, los cristianos usan esto para esperar que los que les han ofendido les pidan perdón  tomando en cierta forma venganza del ofensor, haciendo que aquellos se humillen delante suyo para sentirse mejor.

No obstante en los versículos anteriores en Mateo 18:9-13 Jesús dice:
Y si tu ojo te es ocasión de caer,  sácalo y échalo de ti;  mejor te es entrar con un solo ojo en la vida,  que teniendo dos ojos ser echado en el infierno de fuego. Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños;  porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos. Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
¿Qué os parece?  Si un hombre tiene cien ovejas,  y se descarría una de ellas,  ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a buscar la que se había descarriado?  Y si acontece que la encuentra,  de cierto os digo que se regocija más por aquélla,  que por las noventa y nueve que no se descarriaron. Así,  no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos,  que se pierda uno de estos pequeños. Por tanto,  si tu hermano peca contra ti,  ve y repréndele estando tú y él solos;  si te oyere,  has ganado a tu hermano.

El propósito de lo que Jesús está diciéndonos es “salvar a otros” no simplemente sentirnos mejor,  sino al contrario, El Señor indica que debemos cuidar de aquellos como si fueran una oveja descarriada y tener cuidado nosotros de caer en el juego de las ofensas.
En resumen: “NO DEBEMOS OFENDERNOS”, porque siempre que nos ofendemos obviamente será porque nos hieren el orgullo y el orgullo es pecado (Proverbios 21:4).  Cuando nos ofendemos somos nosotros los que debemos limpiar nuestro corazón, y arrancar aquello que nos es ocasión de caer y cuando estemos libres del pecado entonces arrojemos la primera piedra… 

Jesús les preguntó a los discípulos ¿Esto os ofende?(Juan 6:61), luego muchos volvieron atrás (Juan 6:66), pero seguidamente Jesús les pregunta a los doce ¿Queréis acaso iros también vosotros? (Juan 6:67)… en otras palabras a Jesús le interesa más el que ofende, porque nadie es perfecto (Santiago 3:2) que el que se ofende.

Tengamos cuidado de no ofendernos pues la amargura entrará en nosotros, secará nuestros huesos y no habrá gracia para nosotros aunque lloremos por una oportunidad

Seguid la paz con todos,  y la santidad,  sin la cual nadie verá al Señor. Mirad bien,  no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios;  que brotando alguna raíz de amargura,  os estorbe,  y por ella muchos sean contaminados; no sea que haya algún fornicario,  o profano,  como Esaú,  que por una sola comida vendió su primogenitura. Porque ya sabéis que aun después,  deseando heredar la bendición,  fue desechado,  y no hubo oportunidad para el arrepentimiento,  aunque la procuró con lágrimas. Hebreos 12:14-17

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